30 de noviembre de 2006

Amistad



Es increíble como uno es absorbido por el sentimiento de Amistad.
Uno, ya desde chico, se da cuenta de lo bueno y necesario, que es tener buenos amigos.

Son los mejores psicólogos, aunque no los más precisos, ni los más objetivos, pero definitivamente uno está más cómodo charlando con un amigo, cerveza mediante, que en el sillón de un psicólogo, que a los 5 minutos de irte, ya esta mirando el reloj.

El sentimiento de amistad, con el tiempo, va creciendo definitivamente y lo relaciono con que a medida que va pasando el tiempo y vas viviendo cada vez más cosas, tanto buenas y malas, por lo que uno va a apoyándose cada vez más en los amigos… hasta se podría decir que es matemático.

Los mismos problemas, las mismas inquietudes, las mismas alegrías hacen que esas amistades crezcan, sean absolutamente necesarias y hasta que, momentos y vivencias se mimeticen…. Pero llega un momento en que uno tiene que pensar la vida en función de uno, y no de sus amigos.

Esto es algo que a mi me costo mucho tiempo entender ya que mis amigos son una de las cosas que mas quiero, y que más necesito. Pero llega un momento, en que uno se tiene que dar cuenta que es un amigo, y no el dueño o juez de la vida de nadie. Esto, me costo entenderlo, pero finalmente lo entendí.

Ahora…cual es el momento en que uno tiene que pensar en su destino pensando en que los amigos son parte de la vida y no la vida en si? Cómo se da ese momento?

La respuesta no la tengo, pero creo que se da solo, y capaz, el puntapié inicial para esto es, no influenciar decisiones de vida por la amistad –ni por nadie- por más buena que sea.

Porque hay que darse cuenta que la vida de uno, la maneja solamente uno mismo.